No més complicitats amb Isrel

diumenge, 1 d’agost del 2010

Canvi d'aires

Cambio de obra y vuelta al trabajo. Para el Equipo A el despertador suena a las 6 de la mañana (o 5h45 si toca preparar el desayuno), a las 6h30 hay que estar preparados y a las 7 en la obra, hasta las 12h. No siempre cumplimos el horario previsto, pero nos adaptamos a las circunstancias. Lo que no estaba previsto esta mañana es que uno de los grupos tuviera que cambiarse de obra porque los obreros palestinos a los que echamos una mano estaban retenidos en un checkpoint e iban a tardar un poco en llegar. Desgraciadamente, son el tipo de cosas que ocurren aquí. Finalmente llegaron, de modo que acabamos unos 15 en una obra y 5 en la otra. Una mañana de trabajo como cualquier otra y nuestra primera sesión de fabricación de cemento en lo que llevamos de brigada. Por supuesto, acabamos todos ligeramente cementados hasta las cejas. Volviendo al albergue, el momento de la comida ha sido un poco estresante: teníamos apenas un par de horas para comer y prepararnos los veinte miembros del grupo antes de salir camino de Nablus, donde nos esperaba un paseo y un pequeño momento de relajación.

La ciudad de Nablus estuvo prácticamente aislada durante cinco o seis años pues, hasta 2007, sus accesos estuvieron controlados por el check-point más duro que existe en este país. No se conocen exactamente los motivos de su apertura, y, desde entonces, el crecimiento económico de la ciudad ha sido impresionante. Por ejemplo, estuvimos visitando una fábrica de dulces típicos de la zona, ¡en la que nos ofrecieron garbanzos garrapiñados! De hecho, como conmemoración de la apertura del check-point, los pasteleros de la zona crearon un postre llamado knaffe. Es un pastel de queso y pistacho con mucho azúcar. También pasamos por una tienda de especias, de las muchas que hay en la ciudad, y conocimos la larga tradición de fabricación de jabones con aceite de oliva que tiene la zona. Actualmente sólo queda una de las fábricas, pero en su momento fue una industria importante.

Paseando por las calles de Nablus queda patente el recuerdo de los mártires de la Segunda Intifada. Las familias crearon y mantenien altares conmemorativos de su acción. La existencia de estos mártires fue uno de los motivos que empleó el estado israelí en su momento para justificar no sólo la dureza del checkpoint sino también el asedio al que fue sometido la ciudad y la crudeza con la que trataron a sus habitantes. Los israelíes interrogaban con frecuencia a miembros de familias de presuntos sospechosos. Si no encontraban la respuesta que buscaban, el interrogatorio acababa con la demolición de sus casas, con o sin habitantes dentro. Particularmente, pasamos por delante de una casa que fue destruida con diez miembros de una misma familia dentro, incluyendo una mujer embarazada. Cuando llegaron los vecinos a buscarlos, los encontraron detrás de la puerta, como si hubieran estado intentando contenerla para que no cediera ante el ataque. El sospechoso que buscaba el ejército israelí no vivía allí.

A pesar de tener el recuerdo presente de los mártires, diversas organizaciones de la zona están trabajando con niños y jóvenes para intentar que superen los duros años que han pasado en esa zona, intentando educarlos en la cultura de la paz así como formándolos en la historia y cultura de su ciudad. Nablus tiene un rico pasado, en el que durante más de 1000 años años han coexistido pacíficamente comunidades de distintos orígenes y religiones. Una de estas comunidades es la samaritana, un grupo étnico hebreo del que la mayoría de sus miembros viven en esta ciudad, bastante aislados de su entorno.

Para terminar en Nablus, visita y cena en un hamman (baño turco) para recuperar fuerzas. La sesión de 45 minutos nos dejó listos para seguir trabajando al día siguiente. Y, para terminar el día, control de pasaportes en el checkpoint que nos cogía de vuelta a Jerusalén.

Avui ens hem llevat tota la brigada junta, a l’Equip B ara ens tocava marxar de Jerusalem i anar-nos cap a Hebrón. Abans de marxar vam visitar l’esplanada de les mesquites.

A Hebrón ens esperaven al Centre Comunitari el Michael i l’Alex. Vam esmorzar i després el Michael ens va fer una ruta per la part jueva d’Hebrón (H2) i l’Ixa per la part palestina (H1). Ens ha sobtat les diferències entre les dues parts de la ciutat.

La part jueva està totalment deshabitada, en contrast amb la part palestina que està plena de vida i activitat. A més a més cal destacar les reixes del carrer principal que s’han instal·lat com a protecció dels atacs dels colons que ocupen les vivendes superiors, els quals acostumen a llançar pedres, barres, pixats i fins i tot àcids.

Després hem anat a dinar al pis on estem, que està just a la frontera entre H1 i H2 i ja vam anar cap a la obra. El grup que estava a la casa de l’Asmaa i l’Amjad ara treballa en la reconstrucció de la casa de l’Abu Annan i el grup que treballava amb l’Ala ara treballa al centre comunitari. Els de l’Abu Annan han estat fent una cadena de pedres per construir la base de la casa i els del centre comunitari han construït unes escales.

Quan estàvem construint a casa de l’Abu Annan ha vingut un colon israelià i ens vam començar a gravar. Immediatament la noia de la casa, l’Ayed, ha tret una càmera i l’ha gravat a ell també. Instants després el colon ha fet una trucada i ha vingut un altre colon en un cotxe amb sirena i amb un fusil i s’han posat a parlar una estona. Aleshores hem trucat a l’exèrcit i a la policia israeliana per informar del succés, ja que els colons no poden estar en aquesta zona. Les obres que estem realitzant són totalment legals, i així ho ha reconegut l’exèrcit, que s’ha presentat al cap de pocs minuts de rebre la trucada. La policia, en canvi, s’ha presentat després d’una hora i mitja, malgrat que estan a només 2 minuts del lloc dels fets; això és perquè estan de la part dels colons. Al final no ha passat res més i nosaltres hem seguit treballant. Altres internacionals, però, s’han quedat a dormir a casa de l’Abu Annan per si els colons tornaven més tard durant la nit.

Hoy nos hemos levantado toda la brigada junta, al Equipo B ahora nos tocaba irnos de Jerusalén e irnos hacia Hebrón. Antes de irnos hemos visitado la esplanada de las mezuitas.

En Hebrón nos esperaban en el Centro Comunitario Michael y Álex. Hemos almorzado y después Michael nos ha hecho una ruta por la parte judía de Hebrón (H2) e Ixa por la parte palestina (H1). Nos ha impactado las diferencias entre ambas partes de la ciudad.

La parte judía está totalmente deshabitada, en contraste con la parte palestina que está llena de vida y actividad. Además destaca las rejas de la calle principal que se han instalado como protección de los ataques de los colonos que ocupan las viviendas superiores, los cuales acostumbran a arrojar piedras, barras, orines e incluso ácido.

Cuando estábamos construyendo en casa de Abu Annan ha venido un colono isarelí que a empezado a grabarnos. Immediatamente la chica de la casa, Ayed, ha sacado una cámara y lo ha grabado a él también. Instantes después el colono ha llamado y ha aparecido otro colono en un coche con sirena y con un fusil y se han puesto a hablar un rato. Entonces hemos llamado al ejército y a la policía israelí para informar de lo sucedido, ya que los colonos no pueden estar en esa zona. Las obras que estamos realizando son completamente legales y así lo ha reconocido el ejército, el cual se ha presentado pasados pocos minutos de la llamada. La policía en cambio, se ha personado a la hora y media, a pesar de estar sólo a dos minutos del lugar; esto es porque estan más de la parte de los colonos. Al final no ha pasado nada más y nosotros hemos seguido trabajando. Otros internacionales se han quedado a dormir en casa de Abu Annan por cuestiones de seguridad en caso de que volvieran más colonos durante la noche.

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