No més complicitats amb Isrel

divendres, 31 d’agost del 2012

“La alegría, mi escudo; la sonrisa, mi espada”



La Ciudad de los Gatos se despierta tras una noche agitada de viento y maullidos. Delante de nosotros, la promesa de un día intenso…

¿Qué es un refugiado? Una extensa llanura polvorienta, donde las tiendas se agitan por el viento del desierto…ésa es la imagen que muchos de nosotros tenemos sobre un campo de refugiados. Pero al hablar con Hamsa, del IBDAA Cultural Center, o con representantes de BADIL, la realidad se presenta bien distinta…y más dura de lo que se pueda imaginar.

Lo que en principio eran pequeñas viviendas autoconstruidas, hoy es un barrio que alberga 12.000 almas en los alrededores de Bethlehem…En el campo de Dhesheh, el toque de queda y la impunidad de la policía israelí eran lo común, el ahogo de vivir en una cárcel… eso nos recuerda lo duro de la condición de ser refugiado: la sensación de no pertenecer a ninguna parte, de que nadie se acuerde de ti, cuando tus únicas demandas son tan necesarias como el respirar: tener el derecho a reconocerte como persona, a volver a la tierra de tus ancestros.


A pesar de haber vivido hechos terribles que reconoce no poder olvidar, una luz brilla en los ojos de Hamsa: se siente orgulloso del sentimiento que sus abuelos le inculcaron, el ser “víctimas de la esperanza”, una idea que pese a triste, merece la pena conservar como agua de gota en el desierto: la confianza en las personas, en sus propios vecinos en este cautiverio colectivo, para continuar la lucha por una solución pacífica y poder, algún día, regresar a sus casas.

Esa misma confianza en las personas es la que transmite el hablar pausado de Mohammed, del movimiento 15M. Personas que a pesar de tener diferentes ideologías políticas, se han unido para reivindicar la unidad de los palestinos bajo la ocupación, para trabajar mano a mano con la gente, para educar con el pensamiento, pues son conscientes de la importancia que unos lazos fuertes en el seno de la comunidad pueden conseguir en la lucha política.


Esa delicada y complicada relación entre Religión, Ideología y Política es de lo que nos habla Ahmed, representante del AIC y especialista en Derechos Humanos y Derecho Internacional… Con el paso de los días, las peculiaridades de la cultura musulmana se nos van revelando como profundamente complejas. La manipulación que de la religión pueden hacer los partidos políticos, las profundas diferencias religiosas entre países con diferentes bagajes culturales e históricos pueden dar una perspectiva distinta de los verdaderos lazos que unen el mundo árabe.

Cae el silencio sobre la Ciudad Vieja, y en esta tierra de sangre y fe, sucumbo a la deidad más antigua de todas. Morfeo me reclama, y sólo resta una cosa: comenzar a soñar.

“Aunque no se nos permite soñar, lo haremos”


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