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dimarts, 4 de setembre del 2012

Día 12: Conocemos a la familia Moter y a dos activistas israelís


Amanece temprano en Jerusalén, como es habitual últimamente. Hoy es viernes, el ambiente es un poco más festivo, sabemos que esto se acaba pero también sabemos que pronto Atiyeh y su familia, a la que conoceremos hoy, podrán vivir en su casa.
El trabajo en la obra está muy avanzado y hay pocas cosas que podamos aportar nosotros. No es un mal día para estar relajado, han venido desde cuatro a entrevistarnos y así les podemos dedicar más tiempo. Entre entrevista y risas, ayudamos a Atiyeh y a sus hijos Diya y Mohd a mover las rocas más grandes que rodean la casa.  Los chicos y los hijos de Atiyeh compiten a ver quien coge las rocas más grandes, algún niño, y no me refiero a los hijos de Atiyeh,  se acaba haciendo daño, nada que no se cure con una colleja.
Hacia las once nos vamos al campo de refugiados de Shuafat, allí en un piso alquilado vive la familia. Lo primero que nos sorprendió es que fuese ‘alquilado’.  El campo consta de dos partes, la nueva y la vieja. La parte vieja está administrada por la ONU mientras que en la nueva no existe esta gestión, así que algunos palestinos ricos construyen pisos que luego alquila a palestinos pobres.  Y en uno de estos es donde vive la familia Moter.
Atiyeh nos explica sus origines, vienen de Castel un pueblo ocupado durante la guerra del 48. Y que su familia tiene desde entonces la tarjeta de refugiados, que pasa de padres a hijos.
Walla Moter, la mujer de Atiyeh, nos relata como vivió la experiencia de la demolición. Nos cuenta que ella no lo vio pero que Atiyeh la llamó por teléfono y cundió el miedo y la desesperación se apoderó de todos. Hoy en día lo que más le preocupa a Atiyeh es que después de mudarse y cambiar a sus hijos de escuela les vuelvan a derribar su casa, eso implicaría buscar un nuevo hogar y cambiar otra vez a los pequeños de colegio. Entre relato y relato la familia Moter nos invita a comer unas deliciosas pizzas mmmmm! 
A la tarde hemos quedado con Ruth Edmons de Boycott from within (http://www.bdsmovement.net/), que es la rama israelí de BDS y con Lilh de New profile (http://www.newprofile.org/english/).
Ruth nos habla del BDS (Boycott, Divestment and Sanctions) que realizan desde la asociación. Boycott  from within está compuesta por palestinos, israelís y judíos y está inspirada en la lucha de los sudafricanos contra el apartheid. Su base de funcionamiento es boicotear productos que colaboren en la ocupación y así reducir las aportaciones económicas a este apartheid. No podemos hablar mucho con ella ya que tiene bastante prisa, pero nos deja un aura de fuerza y energía que llena la sala del AIC.
Es el turno de Lilh, su asociación se dedica a la desmilitarización del país. Como hemos explicado en alguna entrada el ejercito en este país es obligatorio para todos, dos años para las mujeres y tres para los hombres.
Lilh nos cuenta como desde que son pequeños les inculcan que su objetivo en la vida es ser un gran soldado. Nos habla de como usan campañas publicitarias, de lo normalizado que está ver a soldados por las calles, bien de uniforme o con ropa informal, acarreando sus armas y luciéndolas. Incluso algunas soldado imparten clases en los colegios como parte de su servicio militar, y se hacen actividades regularmente entre los niños y los militares.
A la hora de buscar trabajo lo primero que les preguntan a los jóvenes es si han realizado el servicio, a pesar de que se haya prohibido realizar esta pregunta en una entrevista de trabajo, se sigue haciendo extraoficialmente.
Lilh también nos explica alguna de las prácticas que realiza el ejército israelí, como probar productos militares en humanos.  Prueban nuevas bombas de gas lacrimógeno, agua química, etc… en manifestaciones o altercados, así ese producto sale a la venta al mercado militar con la pegatina ‘Tested in humans’ .
Lilh también nos deja un halo de esperanza y fuerza. Y nos hace creer en que hay una pequeña parte del pueblo israelí que tiene los ojos bien abiertos, y que esperemos que crezca pronto.
Estamos agotados pero después de cenar, alguno de nosotros, decidimos salir a tomar algo y así desconectar nuestros cerebros por un instante.

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