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dilluns, 15 d’agost del 2016

Valle del Jordan, la tierra olvidada

Hoy hemos partido desde Beit Sahour, el barrio de Bethlehem donde nos alojamos, en dirección al Valle del Jordán para conocer la realidad de esta zona tan castigada y hacer labores de reconstrucción con la organización Jordan Valley Solidarity Movement.
Desde el autobús pudimos ver que existen asentamientos más lejos de Jerusalem los cuales forman parte del Municipio, cuando en cambio, comunidades de palestinas son mucho más cercanas geográficamente, quedan fuera de éste. Este hecho, se trata de una estrategia para estrangular Cisjordania y a la vez, hacer que aumente la población judía de Jerusalem y reducir la palestina.
Jericho
Rodeadas por un paisaje árido, con pocos árboles a la vista, nos adentramos a los alrededores de la región de Jericho, la primera ciudad conocida del mundo. Antes de la ocupación el paisaje era más verde, pero debido a la quema intencionada de bosques de los sionistas, la construcción de grandes pozos de profundidad ilimitada, la extracción desmesurada de agua de los ríos de Israel,  así como el aumento de las temperaturas, y el aumento de la construcción de asentamientos colonos  en zonas boscosas, el desierto cada día va ganando terreno, y vivir allí resulta cada vez más duro. Existen numerosas plantaciones de dátiles que exporta ilegalmente Israel a territorios como el estado español.
El área es zona C, militarmente cerrada, excepto la ciudad, que es zona A. Desde el 1992, todas las palestinas que quieran viajar del Norte al Sur de Cisjordania han de pasar por una sola carretera llena de Checkpoints, donde los soldados pueden decidir si pasas o no. Para que nos hagamos una idea, un soldado cualquiera puede decidir que el Presidente de Palestina no puede pasar por el checkpoint.
Camino de Jericho
Si una palestina de Cisjordania quiere salir del país, solo lo puede hacer por el paso fronterizo King Hussein Bridge Border Cross, y coger un avión des de Jordania. Este trayecto, además de estar regulado por un control, el cual tiene las horas de apertura limitadísimas (12h horas al día de lunes a jueves, y 2 horas los viernes y los sábados), resulta muy caro por todas las tasas que Israel y Jordania les hacen pagar. Además los vuelos desde Aman resultan mucho más caros, recordemos que Palestina actualmente no tiene aeropuertos, y que se les niega a viajar desde Tel Aviv. Sólo en el territorio de Cisjordania hay 650 checkpoints para conectar las 227 zonas aisladas por el sionismo.
El Valle del Jordán
La mayoria del valle está habitado por comunidades beduinas que diariamente ven cómo sus campamentos son destrozados por el ejército israelí. Su principal modo de subsistencia es el pastoreo, la ganadería y la agricultura, una actividad que se ve truncada por su expulsión del territorio. Es común que se les fuerce a instalarse en tierras que previamente han sido expropiadas a otros palestinos, creando así un conflicto entre ambos grupos. Muchas beduinas viven actualmente como refugiadas internas.
Para ilustrar este proceso de limpieza étnica en el Valle del Jordán, cabe mencionar que antes de 1967 había 320.000 habitantes palestinas, mientras que ahora hay 56.000. Muchas de ellas han sido asesinadas, otras han tenido que exiliarse a otros lugares. El Valle del Jordán es una de las partes más oprimidas de Cisjordania, ya que el 95% del territorio es zona C (controlada civil y militarmente por Israel). En este caso las tierras usurpadas son mayoritariamente para uso militar, así como para asentamientos y cultivos sionistas. Desde 2010 el Estado de Israel ha ganado más de 1.025 millones de Dólares con la explotación del valle de manera ilegal. De esta manera viola las leyes internacionales al sacar un beneficio económico de la ocupación (en esta zona actúan empresas de bebida, como Soda Stream, o de cosméticos, como Ahava). Los palestinos y palestinas de la zona se sienten abandonadas, pues ni siquiera la Autoridad Nacional Palestina da la cara por ellos (muchos nos hablan de la corrupción que afecta a este poder, y que está estrechamente relacionada con el hecho de ser una autoridad también orpimida y maniatada).
 Desde 1967 el Valle del Jordán es un objetivo estratégico clave para Israel debido a su riqueza natural, a sus grandes reservas hídricas y a su localización fronteriza con Jordania. Para hacernos una idea, dos tercios del agua que se consume en Palestina Histórica (lo que ahora se considera Israel y el resto de Palestina) proceden de aquí. Además, los 10.000 colonos asentados ilegalmente en el Valle del Jordán gastan 6.6 veces más que los 56.000 palestinos que resisten.
Las comunidades palestinas que pueden utilizar pozos es porque éstos fueron construidos antes de 1967, momento en que el control pasó de manos jordanas a manos israelís. No obstante, por ley, sus pozos sólo pueden alcanzar unos 100-150 metros de profundidad, mientras que los de los colonos pueden llegar a los 750-800 metros. El acaparamiento del agua por parte de Israel supone un impacto ecológico devastador tanto para la flora como para la fauna, desembocando en una desertización imparable. Una muestra de la pérdida de biodiversidad debido a la falta de agua en el río es la desaparición de hierbas medicinales, que tradicionalmente tenían una utilidad fundamental. Otra medida que nos indigna es la confiscación de placas solares por parte, de nuevo, del Estado opresor.
Jordan Valley Solidarity Movement
Llegamos a nuestro destino: Fasayl, una comunidad asediada por las colonias y muy golpeada por la política indiscriminada de demoliciones. Allí está la sede del Jordan Valley Solidarity Movement, una organización que trabaja por la solidaridad en esta área. Entorno a ella, se organiza la lucha contra las demoliciones, y se apoya a campesinos y ganaderos. Reciben apoyos internacionales para reconstruir infrastructuras de todo tipo: escuelas, carreteras, casas, etc. También intentan intervenir cuando surge cualquier tipo de emergencia, a pesar de los pocos recursos que tienen.
La comunidad de Abu Saqr
Visitando la comunidad del un beduino, Abu Saqr, con Jordan Valley Solidarity Movement
Actualmente, uno de sus proyectos es la creación de una escuela en Tubas, ya que la que anterior fue destrozada por los bulldozers. Lamentablemente, la burocracia también afecta alas ayudas internacionales, y a veces surgen situaciones absurdas. Por ejemplo, la organización esperaba una donación internacional para comprar un autobús, pero su demolición hizo que el autobús no llegara con facilidad. Nos cuentan que necesitan ambas cosas a la vez: autobús y colegio, porque el colegio se puede construir en poco tiempo con la ayuda suficiente, pero si no hay autobús no hay niños y sin niños es más fácil que Israel tire abajo el colegio.
Los juicios del apartheid
Estando reunidas ya con Rashed, el coordinador de Jordan Valley Solidarity Movement, y con otros compañeros internacionales, hablamos de leyes y juicios. Nos explican cómo son los procesos de detención de las palestinas y cómo son los juicios contra las demoliciones. Ciertamente, las palestinas lo tienen difícil para defenderse en un juicio porque la imparcialidad afecta a todo el proceso. La ley ‘civil’ palestina tiene potestad en zonas A y B, siempre que no se adelante el ejército israelí, y se aplica para delitos cotidianos. En zona C es siempre el ejército israelí el que aplica y ejecuta las 1.600 leyes específicas para palestinos (prevaleciendo, como hemos dicho, su autoridad sobre A y B por encima de la policía palestina.
La lucha de quien resiste
Después de comer, y de comprobar la calurosa acogida de la comunidad de Fasayl, visitamos a Abu Saqr, un hombre de unos 60-70 años que resiste entre colonias y zonas militares. Abu Saqr es el representante de su comunidad, y coordinador del sindicato de pastores. Desde 1967 tiene miles de duros relatos sobre la opresión. Sus casas han sido demolidas en numerosas ocasiones y actualmente el lugar donde vive tiene un aspecto más similar al de una conjunto de chabolas (con materiales muy precarios, sin agua, con poca salubridad) que a una casa. De las 350 familias que había en 1965 sólo quedan 14. Derribos de sus tanques de agua, detenciones y palizas son algunas de las historias que nos cuenta. El corazón se nos encoge cuando nos cuenta cómo tuvo que ver morir a su hijo de 8 años, que tras sufrir una caída se desangró ante sus ojos. La ambulancia no llegó a tiempo por la restricción de movimiento que impone Israel.
Abu Saqr
Abu Saqr, en el centro, mientras nuestro coordinador palestino Baha Hilo traduce sus palabras del árabe al inglés
Le preguntamos cómo pueden permanecer los palestinos unidos cuando ni siquiera les permiten estar cerca físicamente. Él nos explica que lo que les conecta es precisamente saber qué es lo que pasa cuando se les desconecta de la tierra. “¿Qué es lo más difícil?” preguntamos, “¿hay algo fácil?” nos contesta. Y es que, suela con el día en que pueda dedicar su trabajo y su esfuerzo a hacer de su tierra un lugar más sostenible, de sus cultivos algo mejor, de su tiempo algo que no sea luchar contra la opresión.
Sus ojos son serenos, su mirada firme. “Tu honor es la tierra” nos dice, “esta tierra recoge la historia de mi pueblo”. Una tierra manchada de sangre, de trabajo y de dignidad que, él dice, jamás le arrebatarán.

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